Las lesiones cutáneas pueden formar parte del cuadro sintomatológico de COVID-19.
Las lesiones cutáneas pueden formar parte del cuadro sintomatológico de COVID-19. Por eso, se sugiere inspeccionar la piel en forma rutinaria en aquellos pacientes que presentan síntomas compatibles con esta patología.
Así lo hicieron profesionales del Hospital Muñiz de Buenos Aires, quienes recibieron en el servicio de urgencias a un paciente de 24 años con fiebre (38°) intermitente, anosmia y exantema de tres días de evolución. La descripción y conclusiones del caso fueron detalladas en un artículo publicado en el sitio web “Actualizaciones en sida e infectología”.
Además, las y los sanitarios realizaron un análisis de la literatura existente sobre: tipos de lesiones cutáneas en infectados con COVID-19 y lesiones cutáneas de acuerdo con el curso y severidad de la enfermedad.
Según el artículo, la frecuencia de lesiones cutáneas atribuibles a la COVID-19 varía entre 0,2% y 20,4%. Uno de los motivos que explicaría esta disparidad es que, sin una evaluación de rutina realizada por el/la especialista, las manifestaciones cutáneas podrían no ser percibidas por el paciente ni por los profesionales del equipo de salud.
El artículo indica que, hasta la fecha, se han publicado numerosos trabajos que clasifican las lesiones cutáneas de enfermos de COVID-19 en diversos patrones.
La primera clasificación fue realizada por Catalá G. A. y Galván Casas C., quienes las dividieron en cinco patrones:
En diversos estudios, la frecuencia de estos patrones ha sido variable.
El artículo destaca que varios autores notaron una relación temporal de algunos patrones con el curso de la enfermedad. Así, las erupciones vesiculosas suelen aparecer en las primeras etapas de la infección por SARS-CoV-2, mientras que el patrón de pseudoperniosis es tardío.
El exantema maculopapuloso morbiliforme es la presentación más frecuente en algunas series (hasta el 47%) y suele aparecer junto a los otros síntomas de la enfermedad y persistir de 3 a 10 días.
Po otro lado, la distribución perifolicular, la acentuación en pliegues y las lesiones eritematoescamosas fueron descriptas ocasionalmente.
El informe asevera, asimismo, que se han relacionado ciertos patrones cutáneos con la severidad de la infección por SARS-CoV-2. Por ejemplo, el eritema pernio se encontró en pacientes levemente enfermos, de los cuales solo el 16% requirió internación.
Por su parte, los patrones vesicular, urticariforme, maculoso y maculopapuloso se encontraron en infectados con cuadros de gravedad ascendente.
En los infectados de mayor gravedad (100% de los hospitalizados y 80% con síndrome de distrés respiratorio) el patrón de lesión cutánea más frecuentemente observado fue púrpura retiforme.
En tanto, el síndrome de inflamación multisistémica asociado a la COVID-19, similar a la enfermedad de Kawasaki, se observa en individuos con mal estado general de salud y compromiso visceral. Estos pacientes, a nivel cutáneo, presentaron eritema difuso o lesiones símil eritema multiforme, edema acral y compromiso de mucosa oral.
El paciente en estudio manifestó haber tenido relaciones sexuales sin protección 4 días antes de que comenzaran los síntomas. Por lo cual inició un tratamiento de profilaxis post exposición (PPE) para HIV con zidovudina, lamivudina, lopinavir y ritonavir. Al realizársele el test de PCR para SARS-CoV-2, el resultado fue positivo.
Por lo tanto, las/los profesionales evaluaron como posibles causas del exantema: síndrome retroviral agudo en el contexto de una infección primaria por HIV, reacción cutánea adversa a fármacos, exantema asociado a COVID-19 o a otras virosis concomitantes.
La serología para HIV de cuarta generación realizada en el paciente fue negativa, la misma detecta anticuerpos para HIV 1 y 2 y antígeno.
En cuanto a la farmacodermia, la falta de compromiso sistémico (fiebre, movilización de enzimas hepáticas, adenomegalias, etcétera), la ausencia de signos histopatológicos sugestivos y la resolución espontánea a los pocos días, a pesar del mantenimiento de los fármacos sospechosos, desvió a las/los profesionales de este diagnóstico.
Por otro lado, el panel de anticuerpos para descartar otras virosis acompañantes no arrojó resultados compatibles con infección aguda o reactivación. También se descartó una coinfección con dengue.
En este paciente, se interpretó el exantema como probablemente asociado a COVID-19, con un patrón laterotorácico unilateral. Este se caracteriza por la expresión de pápulas eritematosas que pueden confluir. Se inicia en forma unilateral en el tórax, afectando el pliegue axilar, y se extiende al tronco y lado contralateral en el transcurso de los días. El prurito es variable.
Esta modalidad de exantema se ha vinculado a diferentes virus (adenovirus, parainfluenza, parvovirus B19, VHH-6, VHH-7, VEB y Echovirus) y, recientemente, a COVID-19.
Sin embargo, las/los especialistas subrayan que el compromiso cutáneo en la infección por COVID-19 no sería útil para sospechar su diagnóstico. Esto se debe a la inespecificidad de su semiología y a los diversos diagnósticos diferenciales que se plantean con otras virosis e incluso con farmacodermias.
Un agradecimiento especial a la doctora Viviana Leiro, del Hospital Muñiz, por facilitar el artículo.
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