¿Podrían las vacunas contra SARS-CoV-2 ser menos eficaces en sobrepeso y obesidad?
Los resultados preliminares de varias de las vacunas diseñadas para la COVID-19 despiertan expectativas. “Con las últimas noticias positivas de los ensayos de las vacunas, la luz al final de este túnel largo y oscuro se vuelve más brillante”, manifestó recientemente Tedros Adhanom Gebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por medio de diversos comunicados de prensa, las compañías farmacéuticas se han encargado en los últimos días de informar los números de la eficacia obtenida con sus respectivas vacunas. Dichas cifras superan, incluso, a algunas de las que en la actualidad previenen otras enfermedades.
Pero la no disponibilidad, aún, de los resultados finales de los ensayos clínicos de fase III realizados desencadenan algunas inquietudes acerca de las vacunas contra la Covid-19. Fundamentalmente, respecto al desempeño en poblaciones con comorbilidades.
En Latinoamérica, una región con alta prevalencia de personas con exceso de peso, preocupa si la obesidad -además de ser un factor de riesgo para la infección por SARS-CoV-2- determina una menor respuesta a las vacunas. Los expertos y las expertas consultados creen que es posible.
Basta con repasar algunas estadísticas para dejar en claro que el sobrepeso y la obesidad configuran uno de los principales problemas de salud pública en América Latina. En México, el 70% de la población tiene algún grado de sobrepeso y casi una tercia parte sufre obesidad.
En tanto que en Colombia, según la última Encuesta Nacional de Situación Nutricional, 1 de cada 3 adultos de entre 18 a 64 años presenta también sobrepeso.
Diversos reportes, en la literatura, han dado cuenta de una menor eficacia de algunas vacunas disponibles (como la de la influenza, hepatitis B o rabia) en personas con sobrepeso.
En 2017, se publicó un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos). Este demostró que las personas obesas vacunadas contra la influenza tenían el doble de probabilidades de verse afectadas por la enfermedad. Esto, en comparación con aquellas que no tenían incremento de peso. Los mecanismos inmunológicos no están del todo claros, pero tendrían que ver con la inflamación sistémica asociada al exceso de peso.
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La obesidad se caracteriza por presentar un estado generalizado de inflamación crónica y de bajo grado. En dicha enfermedad, existen concentraciones circulantes disminuidas de adiponectina y elevadas de leptina.
Además de los incrementos en leptina, se describen aumentos en algunas citoquinas proinflamatorias, tales como el factor de necrosis tumoral alfa y algunas interleuquinas. La presencia de estos mediadores desencadena una alteración en la inmunidad innata. Se ha logrado determinar cómo la inflamación crónica conspira contra la acción de los macrófagos luego de presentado un antígeno.
Por otro lado, los pacientes obesos suelen tener disminución en la actividad de linfocitos T y compromiso en la inmunidad celular.
En pacientes con influenza y obesidad se detectó, además, disminución en la función de los linfocitos T de memoria.
Todos estos elementos del sistema inmune son considerados vitales para la respuesta a las vacunas.
Los expertos consideran que lo observado en la inmunización contra influenza difícilmente pueda ser extrapolado en su totalidad a COVID-19.
Bregan por nuevos estudios específicos, que expliquen mejor la asociación entre obesidad y alteración en la respuesta inmune frente al virus SARS-CoV-2.
Esperan la publicación de los estudios clínicos en fase III para determinar si dicha respuesta en personas con sobrepeso ha sido debidamente estudiada.
Se preguntan, entre otras cosas, si se requerirá un mayor número de dosis en este grupo de pacientes.
Y por último, recuerdan la necesidad de medidas que generen un mejor control de la obesidad y el sobrepeso en la región, ya que se trata de una epidemia crónica y, para muchos, silente, caracterizada por un impacto profundo en el sistema sanitario y la salud de las personas, problema que ya se conocía anteriormente a la llegada del virus SARS-CoV-2.
OMS Secretaria de Salud de México Instituto Nacional de Cancerología PloS one
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