Así lo confirma una investigación que comparó el polvo presente en casas de las comunidades agrícolas amish y huteritas de Estados Unidos
Se sabe que la incidencia de asma y alergias está estrechamente vinculada a factores hereditarios, pero el dramático aumento de la prevalencia de estas afecciones en los países occidentales en el último medio siglo sugiere que el medio ambiente también juega un papel crítico.
Para abordar este problema, un grupo de investigadores internacionales desarrolló un estudio para comparar a dos poblaciones agrícolas distintivas de Estados Unidos: los amish de Indiana y los huteritas de Dakota del Sur.
Los amish y huteritas son poblaciones tradicionales cuyos estilos de vida son notablemente similares en muchos aspectos, pero cuyas prácticas agrícolas, en particular, son distintas. Los primeros desarrollan un trabajo más tradicional, mientras que los segundos se han industrializado. Ambas poblaciones muestran también sorprendentes disparidades en la prevalencia del asma, y al respecto se sabía poco. Hasta ahora.
En el estudio publicado por la revista científica The New England Journal of Medicine, se evaluó las exposiciones ambientales, la ascendencia genética y los perfiles inmunológicos de 60 niños (en edades de 7 a 14 años), 30 amish y 30 huteritas.
Se midieron los niveles de alérgenos (sustancia que puede provocar una reacción alérgica) y endotoxinas (partículas, generalmente proteínas, que se desprenden de la pared celular de bacterias y pueden provocar la respuesta del sistema inmunitario ante lo que cree una infección bacteriana), y se evaluó la composición microbiológica de las muestras de polvo en espacios interiores. Y a pesar de la ascendencia genética común como inmigrantes de Europa Central, y de sus estilos de vida similares, la prevalencia de asma y sensibilidad alérgica fue de 4 a 6 veces más baja en los amish, aunque en su entorno los niveles de endotoxina en el polvo doméstico fue 6,8 veces más alto que en el caso de los huteritas.
La investigación determinó que sólo el 5% de los niños amish en edad escolar padecen asma, la mitad del promedio nacional en EE.UU., mientras que los niños huteritas, que crecen en grandes granjas altamente industrializadas, presentan una inusual alta tasa de asma de casi el 21,3%.
En el artículo, los autores observaron la composición microbiana de las muestras de polvo procedentes de viviendas (de suelos, colchones y aire) de los dos grupos, encontrando diferencias profundas en las proporciones, fenotipos y funciones de las células inmunes innatas entre los niños. Los pequeños amish, que viven en granjas lecheras y realizan trabajos de campo, tenían un mayor número neutrófilos, células de la sangre eficaces para combatir las infecciones. También tenían un menor número de células que desencadenan reacciones alérgicas: los eosinófilos.
En conclusión, el ambiente amish, de constante exposición a las bacterias, proporciona protección contra el asma mediante la participación y la formación de la respuesta inmune innata. Sus graneros están más cerca de los hogares, trabajan con animales de campo y los niños corren descalzos todo el tiempo. No se encontró suciedad aparente en sus hogares, solo polvo.
Los científicos sugieren, entonces, que la alta concentración de endotoxinas en el aire habría modulado la respuesta del sistema inmunitario de los pequeños. Y confirmaron esta teoría con experimentos posteriores con grupos diferentes de ratones a los que se les expuso al polvo de casas amish y de casas huteritas. Pronto, los ratones que inhalaron el aire de las viviendas amish mostraron mayor protección ante el asma y la alergia.
Con información de ABC
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