El Dr. Chercover remarca que una tarea importante durante las fases de control y seguimiento del desarrollo de un proyecto es la gestión de problemas.
Es habitual que los problemas surjan inesperadamente. Por lo tanto hay que estar atentos, y así evitar que su intercurrencia llegue a afectar el logro de los objetivos finales del proyecto.
Cada problema es diferente, por lo tanto requiere de una solución diferente. Sin embargo, existen unas pautas básicas generales de cómo actuar.
Si bien, por regla general el director del proyecto no es el encargado de definir las acciones para resolver el problema (planificación de la solución), sí es el responsable de gestionar la ejecución de las acciones planificadas (gestión de problemas). Por lo tanto, su rol delante del problema es de facilitador, ayudando a definir este y coordinar las acciones de las personas adecuadas para su resolución.
En este rol son importantes los aspectos inherentes a las relaciones interpersonales y la capacidad contemporizadora del gestor, quien debe evitar en todo momento que un problema se convierta en un conflicto, lo que dificultaría de forma importante su resolución.
Para ello hay un par de reglas que debemos seguir:
Frases como:
Trasladan el problema del ámbito profesional al personal y origina en forma automática un conflicto. Por lo tanto este tipo de frases deben pararse cuando aparecen en la discusión.
Aunque cada problema es particular, podemos definir pautas generales a seguir:
Es habitual que cuando hay un problema todos los actores quieran opinar y dar soluciones, lo cual acaba dificultando y atrasando la solución. Por eso es muy importante identificar a los actores que deben participar en este proceso y evitar la participación de todos los demás. Existen, en general, dos tipos de actores en función de su relación con el problema:
No es conveniente definir el problema de forma general sin hacer un análisis profundo del mismo. Decir “el quirófano es insuficiente” no es correcto. Deben analizarse todos los factores que inciden en el insuficiente funcionamiento del mismo. Hay herramientas para realizar este análisis más profundo (tormenta de ideas, análisis FODA, diagrama de Pareto, diagrama causa – efecto, etc.)
Obviamente, cuanto mejor estén definidos los límites del problema, más fácil será resolverlo, por tanto el primer paso es entender dónde está exactamente el problema y definir sus límites y evitar así hacer grandes cambios que introducen altos costos innecesarios y ponen al proyecto en riesgo.
Dados correctamente los pasos anteriores, ahora el director del proyecto debe simplemente dejar trabajar a los actores para que estos hagan su trabajo con la mayor celeridad posible, con la información necesaria e considerando las necesidades propias del proyecto en la definición de la solución.
Definidas las acciones y sus consecuencias sobre los planes del proyecto, estas deben ser implementadas en el proyecto y empezar el proceso de gestión de cambios.
Dentro de la gestión de problemas también se incluye el control de las acciones definidas para corroborar que se están ejecutando correctamente, junto con el resto de tareas del proyecto.
Por último, es necesario comprobar que, una vez implementadas las soluciones definidas, el problema ha desaparecido.
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*Dr. Ricardo Alberto Chercover. Obstetra y docente. Co-Director del Curso Superior de Administración y Gestión Hospitalaria y Gestión de Procesos Asistenciales.
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