Un organismo estadounidense elaboró una guía donde advierte que las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna no deben ser administradas a personas con alergias y/o infección por SARS-CoV-2.
El organismo estadounidense Centers for Desease Control and Prevention (CDC) elaboró una guía en la cual advierte que las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna no deben ser administradas a personas con alergias y/o con infección en curso por SARS-CoV-2. Tampoco a niñas y niños menores de 16 y 18 años. Ni a aquellos pacientes que hayan recibido otras vacunas en un plazo inferior a los 14 días. El documento también expresa qué cuestiones considerar en cuanto a las personas embarazadas e inmunocomprometidas.
Las personas que hayan experimentado una reacción alérgica inmediata a una dosis de la vacuna contra la COVID-19 no deben recibir la segunda dosis. Tampoco deben vacunarse aquellas con antecedentes de reacción alérgica a algún componente de las vacunas de ARNm o al polisorbato.
Si bien el polisorbato no es un ingrediente de las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna, las personas sensibles a él también pueden reaccionar al polietilenglicol (que sí es un componente de las mencionadas inmunizaciones).
Las personas con antecedentes de alergias que involucran a estas sustancias deben ser derivadas a un alergista/inmunólogo para determinar si pueden recibir la vacuna.
Las pautas de CDC definieron una reacción alérgica inmediata como cualquier signo o síntoma relacionado con la hipersensibilidad (tal como urticaria, angioedema o dificultad respiratoria -sibilancias o anafilaxia-) que ocurre dentro de las 4 horas posteriores a la exposición a alérgenos.
Es importante distinguir las reacciones alérgicas de otros síntomas, como los vasovagales o los efectos secundarios de la vacuna. En este sentido, alrededor del 90% de las personas con reacción alérgica grave (anafilaxia) presentan erupciones cutáneas, que pueden ser útiles para distinguir las reacciones alérgicas de otras respuestas del organismo.
La mayoría de las reacciones alérgicas inmediatas suceden dentro de los 15 a 30 minutos posteriores a la vacunación. En tanto, los efectos secundarios como fiebre, escalofríos o fatiga, ocurren de 1 a 3 días después de la vacunación.
Las personas con antecedentes de reacción alérgica inmediata a cualquier vacuna o terapia inyectable no relacionada con un componente de la vacuna COVID-19 o al polisorbato, deben analizar los riesgos y beneficios de la vacunación. En esos casos, la persona debe consultar con un alergista/inmunólogo.
Los antecedentes de reacciones alérgicas no relacionadas con vacunas, terapias inyectables o componentes de vacunas de ARNm, como alimentos, caspa de mascotas o látex, no son una contraindicación para la vacunación.
Si existen antecedentes de anafilaxia debido a cualquier causa, el o la paciente debe permanecer en observación durante 30 minutos después de la vacunación. Todas las demás personas deben ser observadas durante 15 minutos después de aplicada la dosis.
Los datos sobre la seguridad y eficacia de las vacunas de ARNm contra la COVID-19 administradas simultáneamente con otras vacunas son escasos. Por lo tanto, se recomienda que se apliquen con un intervalo mínimo de 14 días antes o después de la aplicación de cualquier otra vacuna.
Sin embargo, pueden ser administradas en un período de tiempo más corto en situaciones en las que se considera que los beneficios de la vacunación superan los posibles riesgos desconocidos de la coadministración de la vacuna.
Los datos de los ensayos clínicos indican que las vacunas de ARNm contra la COVID-19 pueden ser administradas de manera segura a personas que cursaron una infección previa por SARS-CoV-2. De esta forma, se debe ofrecer la vacuna a las personas, independientemente de los antecedentes de infección previa (sintomática o asintomática) por esta enfermedad.
La vacunación de personas con infección actual por SARS-CoV-2 debe posponerse hasta que se recuperen de la enfermedad aguda y se cumplan los criterios para que pueda interrumpir el aislamiento. Esta recomendación se aplica para las personas que experimentan la infección por SARS-CoV-2 antes de recibir cualquier dosis de la vacuna. También, para las que la experimentan entre la primera y la segunda dosis.
Para las personas vacunadas que posteriormente experimentan COVID-19, la recepción previa de una vacuna de ARNm no debería afectar las decisiones de tratamiento (incluido el uso de anticuerpos monoclonales, plasma de convalecientes, tratamiento antiviral o administración de glucocorticoides).
En el caso de la vacuna de Pfizer-BioNTech, su aplicación no está autorizada a niños menores de 16 años. Mientras que la vacuna de Moderna no lo está para menores de 18 años. Ambas compañías están realizando estudios respecto de los efectos de sus vacunas en personas pertenecientes a dichos límites etarios.
Actualmente, existen pocos datos sobre la seguridad de las vacunas contra la COVID-19 en personas embarazadas. Sí se ha demostrado que no existieron problemas de seguridad en ratas que recibieron la vacuna Moderna antes o durante la gestación.
Los expertos creen que es poco probable que las vacunas de ARNm representen un riesgo para las personas embarazadas o para el feto, porque no son vacunas vivas. De esta forma, el ARNm de la vacuna se degrada rápidamente por procesos celulares normales y no ingresa al núcleo de la célula.
Las personas embarazadas con COVID-19 tienen un mayor riesgo de desarrollar cuadros graves de la enfermedad. Además, pueden tener un más alto riesgo de presentar resultados adversos del embarazo, como parto prematuro. Por lo tanto, se recomienda que reciban la vacuna si forman parte de un grupo de riesgo (por ejemplo, si son profesionales de la salud).
En este sentido, las variables que paciente-médico/a deberán tener en cuenta para considerar la aplicación de la vacuna son las siguientes: el nivel de transmisión de la COVID-19 en la comunidad, el riesgo de la paciente de contraer COVID-19 y los riesgos potenciales para el feto y para la persona embarazada. También, la eficacia de la vacuna y la falta de datos sobre sus efectos durante el embarazo.
Las personas inmunodeprimidas (con infección por VIH u otras patologías), o que toman medicamentos o terapias inmunosupresoras pueden tener un mayor riesgo de desarrollar una COVID-19 grave.
Pero, actualmente no hay datos disponibles que establezcan la seguridad y eficacia de las vacunas contra la COVID-19 en estos grupos. Por lo tanto, pueden recibir dichas vacunas si no existen contraindicaciones al respecto.
Algunos especialistas consideran más efectivas para estos grupos las vacunas sintéticas contra la COVID-19, es decir, las de ARNm, en lugar que las de adenovirus (Sputnik).
Medpagetoday.com CDC
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