La doctora Cabezas Hurtado apuesta por el humor, los videos sobre experiencias compartidas por las familias y los encuentros en vivo con diferentes colegas.
En Argentina, el Día del Pediatra se celebra cada año el 20 de octubre en recuerdo del 20 de octubre de 1911, día en el que se fundó la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). En conmemoración de la fecha, Océano Medicina dialogó con la doctora María Sol Cabezas Hurtado (@mamipandapediatra), una médica pediatra productora de contenido en redes sociales con un estilo comunicacional muy particular. La doctora Cabezas Hurtado apuesta por el humor, los videos sobre experiencias compartidas por las familias y los encuentros en vivo con diferentes colegas.
Para la especialista, los desafíos de la pediatría en la actualidad son similares a los que tienen los profesionales de la salud en general:
“A veces pareciera que los tiempos cambian mucho, pero en el fondo la relación del profesional de la salud con los pacientes no lo hace. De hecho, no debe cambiar”, expresa la profesional. Y agrega que, precisamente, esa relación “debe ser expansiva, inclusiva, integral y dedicada”.
En ese sentido sostiene que las tecnologías cumplen un rol importante en cuanto a la actualización profesional, pero “mantenerse actualizado no significa transformarse en un slogan tecnológico, sino acercar esas tecnologías al servicio de lo que siempre se hizo: cuidar y atender”.
Respetando. No hay más secreto que ese. Yo respeto a mis familias. Las escucho. Les doy lugar. Inclusive cuando no estoy de acuerdo con lo que me pueden llegar a decir, no cuestiono su sistema de valores, sino que lo aprecio en su totalidad y solamente interfiero cuando creo que algo no es seguro.
Cuando los pacientes son respetados, se sienten contenidos y saben que pueden acudir a uno para poder obtener una respuesta, se establece un vínculo único.
Cuando era residente escuchaba que muchas familias preferían mentirle al médico por temor a que las retara por sus elecciones de crianza. Les decían frases como: “Nuestro hijo duerme de corrido en su cuna y jamás lo pasamos a la cama”, “paparruchadas” totales. Y en esas actitudes era importante reevaluar cuál era la actitud del profesional hacia las familias que no llegaban con este discurso a la consulta, y no al revés.
Las familias crían como quieren, como pueden, como saben, como les enseñaron. Somos nosotros los que tenemos que incluirnos en su relato familiar de manera respetuosa, recordando que su sistema de valores es tan respetable como nuestro librito de bibliografía aceptada. Y que si tenemos el privilegio de poder acompañarlos debemos encontrar las maneras de hacerlo sin entrar rompiendo todo.
-Yo creo que hay dos cosas centrales que pasaron en estos años que vale la pena mencionar (aunque tal vez esto lo diga porque vivo en un microclima, ¡déjenmelo pasar!).
Por empezar, la importancia que se le está dando a la crianza como tema de debate. Lo que sí, lo que no. Lo que parece moda, pero es de buena práctica. Y viceversa también. Antes, la crianza sucedía puertas adentro y todas sus consecuencias, buenas o malas, eran volcadas a la sociedad sin mediar muchas palabras. Nadie se metía, nadie hablaba al respecto. No era un tema de interés en ningún lado. Los niños se criaban como se podía y acuñar esa frase de generación en generación no estaba tan mal.
Hoy en día, hablar de crianza respetuosa, de crianza segura, de infancias respetadas, menos vulneradas, de su integración e inclusión y de apego es algo de todos los días en la mesa de los pediatras.
Creo que, aunque no se diga en voz alta, es un secreto a gritos: las redes han intervenido muchísimo en esto.
Y ahí viene la segunda cuestión: las redes. Hoy muchos pacientes concurren por primera vez a conocer a un profesional a través de sus redes sociales. Te googlean, te buscan en Instagram, en Twitter, ven cómo pensas y cómo no pensás. Saben cómo se llama tu perro y si te gusta o no el café antes de ver si estás o no en la cartilla.
Los nuevos profesionales, que salimos de las redes sociales, nos hicimos un lugar que entre los profesionales de antes hasta parecía un poco ridículo. O al menos se sentía un poco menospreciado.
Hoy les estamos haciendo lugar a todos los que decidieron volcarse a ellas. En las redes no hay un muestrario de CVs colgados y empieza el vínculo con los profesionales desde la calidez personal, o desde la rigurosidad científica, inclusive desde el humor, a veces un poco chabacano.
Hay para elegir porque se ve lo que antes no se veía atrás del acartonado guardapolvo blanco. Ya veo a mis colegas defenestrándome por esto. ¡Les pido disculpas! ¡No es falta de respeto, doctores, es simplemente desfachatez semijuvenil!
-Las políticas de alimentación saludables, desde la educación en nutrición en los niveles iniciales hasta la conformación de un menú escolar adecuado y la reeducación de todos los estratos socioeconómicos del país.
Y, por cierto, esto no solo aplica para la pediatría, sino que para todos nuestros colegas profesionales de la salud. El comer bien es un derecho de todos.
–Intento tocar temas prevalentes de consultorio, de guardia y del hogar. Aquellas cosas comunes que si se tuvieran que hablar siempre en profundidad tomarían 40 minutos de consulta. A veces pienso en este contenido pensando en lo que hablo con mis propios pacientes. Cómo elegir una buena butaca, cómo ir preparando la casa para un niño que gatea y luego un deambulador. A veces, inclusive, cosas desde la propia experiencia como madre, a veces sencillas, pero no obvias.
Y después, intento buscar un formato que parezca interesante para cada tópico. Lo que sirve para hablar de seguridad, muchas veces no aplica al contenido de recién nacidos o información sobre patologías o primeros auxilios.
No existe una fórmula a la hora de crear contenido. Si bien con el tiempo cada profesional creador de contenido encuentra su alquimia personal, la realidad es que no porque a uno le funcione así, le va a funcionar a otro o le va a funcionar a uno mismo dentro de seis meses.
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